El viernes hicimos una escapadita mi amigo Juanca y yo con la intención de pescar unas lubis. Salimos temprano y a primera hora estábamos dándole a jigging y a viniling. Pasaba el tiempo y no teníamos picada, tan solo algún xurelo suicida que se tiraba al jig y alguna caballa al vinilo. Tras un par de horas sin acción, cambiando frecuentemente de sitio, por fin Juanca clava una, las cabezadas inconfundibles nos dan la confirmación de que había picado una lubina, la subimos a bordo y nos animamos pensando que habría alguna más. Continuamos intentándolo durante horas por innumerables sitios y el resultado fue el mismo, nada de nada. De camino me encontré con mi amigo Javier que en compañía de otro amigo estaban pescando por una zona cercana pero con el mismo resultado. Hartos de dar palos al agua decidimos cambiar totalmente de plan, llevaba unas cajas de miñocas, por si acaso, y pusimos rumbo a los sargos. La elección fue un acierto pues nada más llegar a la piedra las picadas se sucedían una tras otra, una docena de sargos, petas, doncellas, maragotas y hasta un buen ballesta, nos hicieron pasar un buen rato hasta que se nos acabó el cebo y decidimos volver a la carga con las lubis, esta vez en rompiente y con vinilos, pero con el mismo resultado que a la mañana, cero patatero. Cansados de lanzar gomas al agua cambiamos nuevamente el plan y de regreso paramos a los calamares, y aunque no dieron tanto la cara como días atrás sirvió para que Juanca se estrenara en esta pesca y de paso me pusiera el barco perdido de tinta con un buen choco que sacó. Al final media docena de calamares y un par de chocos sirvieron para poner punto final a una jornada larga muy currada y que acabó mejor de lo que parecía. Eso si, las lubis siguen desaparecidas.......
Disculpas por la foto "cocina" de parte de las capturas pero en esta ocasión no hicimos reportaje en condiciones